Las prótesis de pene funcionan.
Casi siempre.
Los pacientes con problemas de erección, que no han respondido a los tratamientos orales (sildenafilo, tadalafilo, vardenafilo o avanafilo), a las nuevas terapias con PRP que te contabamos en un post anterior, a los tratamientos con alprostadilo uretral o inyectado, son candidatos a este tipo de dispositivos.
Existen tres tipos fundamentales de prótesis de pene: las prótesis tricomponente, las bicomponente y las maleables. Las dos primeras funcionan con un mecanismo de bomba que llena el sistema de suero fisiológico para dar rigidez a la prótesis y lo vacía para volver al estado de reposo. El último tipo, no tiene bomba y está siempre en estado de rigidez.
La advertencia más importante que debes recibir si eres candidato a prótesis es que las prótesis ofrecen rigidez al pene pero que, salvo con técnicas y pacientes seleccionados, no aumentan el grosor ni la longitud del pene.
La satisfacción de los pacientes y sus parejas en los estudios clínicos, es alta.
Hasta aquí todo bien.
Pero ¿qué problemas puedes tener cuando ya tienes el dispositivo implantado?. Pues a corto plazo, se te podría infectar. Y eso es un problema. Dependiendo del grado de infección y del microorganismo implicado, podemos intentar un manejo más conservador o un manejo más radical, cambiando la prótesis.
Más a medio plazo, los cilindros que forman el dispositivo se podría “salir” de su sitio. Podrían asomar por la uretra o podrían quedarse cubiertos solo por la piel, pero fuera del cuerpo cavernoso. Y también es un problema. Existen técnicas quirúrgicas de reubicación del cilindro. Y si fallan o se sospecha que el cilindro pueda estar infectado o en mal estado, de nuevo, recambio de prótesis.
Y, un poco más a largo plazo, si el dispositivo es tri o bicomponente, puede sufrir un fallo mecánico, es decir, el líquido que da rigidez a la prótesis se ha perdido. Intentas apretar la bomba de activación y no ocurre nada, es más, se queda la huella marcada porque no recupera su posición inicial.
Justamente esto es lo que se ve en el vídeo: intentamos activar la prótesis sin éxito y la huella queda marcada en la bomba.
La solución: recambio de prótesis. En quirófano, claro.
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