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Infecciones de transmisión sexual en hombres menores de 50 años: diagnóstico y tratamiento

Actualizado: hace 3 días


Ilustración simbólica de salud masculina, representando la prevención y el tratamiento de infecciones de transmisión sexual en hombres menores de 50 años.

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) continúan siendo una causa habitual de consulta en urología y medicina general, especialmente en hombres menores de 50 años. Este grupo de edad mantiene una vida sexual activa y, en muchos casos, con parejas múltiples, lo que incrementa el riesgo de exposición a microorganismos de transmisión genital. A pesar del mayor acceso a información y métodos de protección, las tasas de infección por ITS siguen siendo elevadas y, en ocasiones, subestimadas por la falta de síntomas evidentes.


Aunque existen decenas de infecciones que pueden transmitirse por vía sexual, en este artículo abordamos tres de las más comunes en hombres de mediana edad: la uretritis, las infecciones por el virus del papiloma humano (VPH) y las infecciones por hongos del tipo cándida.


La uretritis es la inflamación de la uretra, el conducto por el que pasa la orina y el semen. Se manifiesta habitualmente con escozor al orinar, aumento de la frecuencia miccional, molestias o picor en la zona del pene y, en muchos casos, una secreción uretral de aspecto claro, blanco o amarillento.


Puede estar causada por bacterias como Chlamydia trachomatis o Neisseria gonorrhoeae, aunque también existen formas no específicas en las que no se detecta una bacteria concreta. La uretritis gonocócica tiende a producir síntomas más intensos y secreciones más abundantes, mientras que la no gonocócica puede pasar desapercibida durante semanas. El diagnóstico se realiza mediante análisis de orina de primera fracción y/o exudado uretral, y el tratamiento habitual consiste en antibióticos orales, que debe valorarse administrar también a la pareja aunque no presente síntomas, para evitar reinfecciones.


Por otro lado, el virus del papiloma humano representa una de las ITS más comunes en varones jóvenes y adultos. Muchas personas infectadas no presentan síntomas visibles y pueden transmitir el virus sin saberlo. Algunas cepas de VPH se asocian con la aparición de verrugas genitales, mientras que otras tienen potencial cancerígeno, es decir, pueden favorecer el desarrollo de lesiones precancerosas en la región genital o anal. En el hombre, el VPH puede afectar al glande, el prepucio, el pene, el escroto e incluso el área perianal, sobre todo en casos de relaciones sexuales anales receptivas.


La mayoría de infecciones por VPH sin verrugas/condilomas, se resuelven espontáneamente en el plazo estimado de un año gracias a la respuesta inmunológica del organismo, pero en casos de lesiones suele ser necesario un seguimiento médico, tratamiento físico de las verrugas (eliminarles mediante calor, coagulación ,...) o el uso de cremas inmunomoduladoras.


La vacunación frente al VPH, ya disponible en varones, es una herramienta preventiva eficaz y segura que cada vez más profesionales recomiendan en adultos jóvenes sexualmente activos.


En tercer lugar, aunque a menudo se asocian con la mujer, las infecciones por hongos como la cándida también pueden afectar al varón. La candidiasis genital masculina suele presentarse con enrojecimiento, picor en el glande, sensación de quemazón al orinar y una capa blanquecina o húmeda en el surco balanoprepucial. Puede aparecer tras relaciones sexuales sin protección con parejas infectadas, en contextos de mala higiene, humedad prolongada, uso reciente de antibióticos o alteraciones del sistema inmunológico. El tratamiento suele consistir en antifúngicos en crema y en algunos casos se asocia una pauta oral. Sigue las instrucciones de tu urólogo para este tipo de tratamientos.


El uso regular del preservativo sigue siendo la principal medida de prevención frente a la mayoría de ITS, aunque no protege al 100 % frente a infecciones que pueden transmitirse por contacto piel con piel, como el VPH o el herpes genital. La higiene íntima adecuada, la revisión periódica en caso de parejas múltiples o relaciones de riesgo y la consulta precoz ante cualquier síntoma son pilares clave para mantener una salud sexual responsable.


En la Clínica recibimos con frecuencia pacientes que acuden tarde a consulta, tras automedicarse o esperar a que los síntomas desaparezcan por sí solos. Este retraso puede facilitar la propagación de la infección en tu propio cuerpo y en el de otros/as, y provocar complicaciones como prostatitis, epididimitis, disfunción eréctil de origen inflamatorio o dolor genital persistente. O pasar de una lesión de 2mm a 15 lesiones de 8mm.


Consultar a un especialista en urología ante cualquier cambio en los genitales, molestia al orinar, secreción anómala o verrugas visibles permite un diagnóstico preciso y un tratamiento eficaz que protege tanto al paciente como a su entorno sexual.


Estamos para ayudarte a que te sientas mejor.



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