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No te gusta tu cicatriz de circuncisión.


Y has decidido mejorarla.


En ocasiones las cicatrices de circuncisión (y de cualquier otra cosa) pueden no tener el aspecto deseado. Quedan con bultos, duras, demasiado visibles, etc. Una cicatriz no es una piel sana, pero podemos intentar que se parezca lo máximo posible.


Sobre tu cicatriz podemos aplicar el protocolo de tratamiento de cicatrices basado en la reparación de los tejidos dañados y la estimulación de la producción de colágeno propio.


Sin dolor para ti, se trabaja sobre la cicatriz con técnicas manipulativas como el microneedling (técnica de multipunción con micro agujas) e inyección de factores de crecimiento (PRP). Este PRP se obtiene desde tu propia sangre con técnicas de centrifugado y activación.


También se pueden utilizar neuromoduladores tipo Botox® para liberar tensión de la cicatriz como medida adicional, si es necesario. Imagina una cicatriz en el abdomen o la frente que, por la contracción de las fibras musculares, se está abriendo cada vez más y más. Ahí podríamos aplicar toxina botulínica para contrarrestar.


Así, siguiendo los principios de la medicina regenerativa, con las distintas sesiones, la cicatriz irá suavizándose hasta confundirse con la piel sana.


Además, en el caso de la circuncisión, si ha quedado algún bulto de exceso de piel (suele ocurrir cuando los puntos de sutura están muy apretados y la piel entre ellos es redundante), podemos tratarlos con cirugía mínimamente invasiva.


Cuanto antes se establezca un plan de actuación sobre la cicatriz, mejores resultados se podrán obtener. No esperes a que pasen meses para solicitar asesoramiento. Una vez transcurridas las primeras semanas, si la inflamación ha cedido y el resultado no te resulta estético, podemos ver la forma de mejorarlo.


Estamos aquí para ayudarte. Cuéntanos tus dudas.



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