Fimosis es la condición en la que notas que no puedes bajar correctamente la piel. Esto puede afectar a las relaciones y al correcto mantenimiento de la higiene en la zona.
Y la circuncisión es el nombre que recibe la cirugía para resolverla.
Aunque se diagnostica sobre todo en adolescentes y adultos jóvenes, muchos pacientes se sorprenden de ese diagnóstico a edades maduras.
Parece que la circuncisión es solo cosa de adolescentes. Pero no.
Condiciones como las infecciones de repetición o la diabetes, pueden favorecer la aparición de fimosis. Incluso puede ser la forma de debut y desarrollo de la diabetes.
Pero, para mi, la diferencia fundamental reside en los hallazgos que podemos encontrar al retirar la piel en la operación.
Cuando hacemos la circuncisión, en ocasiones, nos encontramos debajo con alguna “sorpresa desagradable” que no esperábamos. Lesiones que estaban cubiertas por la piel y que pasaban desapercibidas y ahora vemos.
Según qué tipo de lesiones, conviene biopsiarlas para priorizar la seguridad del paciente, además de la funcionalidad. De esta forma, obtenemos un diagnóstico anatomopatológico de la lesión y podemos, si es necesario, poner en marcha otro tipo de pruebas diagnósticas o tratamientos.
Así que las cirugías siempre sin prisa y en entornos que dispongan de medios para poder responder con garantías en caso de “imprevistos” como este.
Comenta si te operaste cuando tenías más de 40 años.
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